miércoles, 2 de febrero de 2011
guardiana del deseo no es tu culpa
si despiertas las furias que tú habrías saciado
de la espada que aportas los dos somos las víctimas
sin querer te conviertes en campo de batalla
en puente del destino carnicero
en barranco espantoso de holocaustos suicidas
pero en el mismo instante en que miro mi muerte
(...)
imán de la violencia
cuánto te han venerado mis condenables garras
en medio de mi furia y mis zarpazos
cuánto he querido ahogarme en tu pantano


Tomás Segovia, Anagnórisis
Fragmentos

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