Salónica
El aire envenenado corroe y desgasta todo. Las sustancias tóxicas flotan sobre la ciudad. Las montañas impiden su salida. Los bosques fueron talados. Ya no hay en la cuenca ponzoñosa vegetación que pueda destruir al anhídrido carbónico. Y ahora la semineblina, la antepenumbra, el humo y los deshechos industriales, el veneno que excretan camiones, autobuses, automóviles, motocicletas, el polvo salitroso del lago muerto, han velado las escarpaciones y contrafuentes del Ajusco. El barrendero desapareció. El cuidador acaba de entrar en la tienda. Los alrededores se encuentran solitarios. eme y un hombre sentado -uno es culpable, el otro inocente; los dos culpables; ambos inocentes- se ven, se escrutan
(los divide
el olor a vinagre)
Fragmento de Morirás lejos, de José Emilio Pacheco
El aire envenenado corroe y desgasta todo. Las sustancias tóxicas flotan sobre la ciudad. Las montañas impiden su salida. Los bosques fueron talados. Ya no hay en la cuenca ponzoñosa vegetación que pueda destruir al anhídrido carbónico. Y ahora la semineblina, la antepenumbra, el humo y los deshechos industriales, el veneno que excretan camiones, autobuses, automóviles, motocicletas, el polvo salitroso del lago muerto, han velado las escarpaciones y contrafuentes del Ajusco. El barrendero desapareció. El cuidador acaba de entrar en la tienda. Los alrededores se encuentran solitarios. eme y un hombre sentado -uno es culpable, el otro inocente; los dos culpables; ambos inocentes- se ven, se escrutan
(los divide
el olor a vinagre)
Fragmento de Morirás lejos, de José Emilio Pacheco
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